sábado, 18 de diciembre de 2010

La Violencia

Abriéndose camino entre codazos y mamporros. Atrás se baten en duelo a facón limpio. Adelante una vieja muerde a un conductor y un conductor pisa una vieja. Él grita: “Parada!”. “Te la dejé en el culo”, responden. Al cuete tanta cordialidad, tanto estamento. Dos patadas certeras y un poco de furia bien dirigida, rompe unas tablas y ya está. Afuera. Rueda que te rueda contra la esquina, sabe que cuando se baja los de arriba escupen. Incorporándose del frío y liso empedrado, distingue la síntesis de la carroza alejándose por allá, donde la calle se desvanece. Subidas las solapas de la camisa, camina unas cuadras en forma discreta y directa. No quiere llamar la atención, los tropeles de indigentes supurando puñetazos, de putas exclamando injurias, de monjes espetando normas, de adictos pariendo karmas, de mediocres vomitando indiferencia, se veían perfectamente tranquilos desde afuera. Redobla el andar. Pasan los postes y repentinamente un coche bomba que se adelanta a su paso busca un pórtico muy bien ubicado contra el cual explotar. Llega a la casa de Rosa, toca dos veces el timbre y mira con ojos paranoicos el aire mismo que lo rodea. El velo de nubes se corre, y la luna, un poco venida a menos, proyecta delgados hilos blancos sobre los techos y los ranchos, las calles y los humanos. Antes de que acaricien el pelo de Venancio, la puerta se abre.

-Hola, Madre- Y entra.

Adentro todo es fuego, calor, luz, confort y hogar.

3 comentarios:

  1. La norma de no comentar en clave rige a partir de mañana

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  2. Waw, man, mucha poesía. No sabía que escribías así.

    Me alegro que te guste lo mio, lo escribí hace bastante ya y no sé si hoy en día lo entiendo como lo había parido en su momento =P

    Y está bueno lo de Marx, es muy cierto y lo siento muy personal, el perder tiempo pensando demás en vez de haciendo.

    Abrazo.

    Muy bueno el programa.

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